Write when needed

jueves, enero 31, 2008

Publikando "Ceda el paso"

Lo único que hice fue cruzar la calle con el verde del semáforo, jamás pensé que esa calle era el camino de tu vida.
Me cautivaste apenas te conocí, cambiaste mis perspectivas y mis direcciones para girarlos en dirección a ti, me das la mano, pero luego me sueltas dejándome caer, ¿cómo funcionan las cosas?
Me duermo pensando en los misterios que ocultas bajo esa sonrisa perfecta, te sueño dulcemente para despertar a una realidad de angustia en la cual eres protagonista. No me dejes caer otra vez en el abismo de una soledad, muéstrame tu corazón de verdad, no lo escondas con palabras, con miradas, me matas.
De pronto siento que estoy en el desierto, a lo lejos diviso un oasis, tengo sed, me acerco con las pocas fuerzas que me quedan y la mochila llena de fracasos, ausencias y prohibiciones respecto de mi amor, que es real, es puro, tan puro como el agua de aquel oasis que pronto alcanzaré. El viento comenzó a soplar fuerte, me estremezco de frío y se me nubla la vista. El viento ha cesado, me atrevo a abrir los ojos y me percato de la triste situación: el oasis no era más que una imagen inventada por mí, para mí, una triste mentira, traída a una vacía existencia contigo ausente.
Una bocina me hace despertar en medio de la avenida, me apresuro a correr y te veo en la vereda, me acerco a saludarte, vamos camino al colegio y ese beso en la mejilla además de hacer que mi corazón esté pronto a explotar, me dejó tu aroma a flores frescas, mientras hablamos me concentro en tus labios, se me ha ocurrido mirar tu mano, que lleva una cartulina, te pregunto si la cargo por ti, me dices que no, pero no puedo evitar sentir ganas de tomarte la mano y llevarte corriendo hasta el fin del mundo, yendo por verdes campos y la vista fija en el horizonte que nos espera, podemos pasar por debajo de ese arco iris y saltar a la esponjosa nube que se asoma. ¿Cómo dices? ¿Llegamos atrasados? ¿Otra vez? Es una lástima el hecho que tengamos cuarenta y cinco minutos para conversar de la vida, de veras que es tan triste que no puedo evitar la sonrisa de oreja a oreja. Me conversas y conversas, no me aburres, pero me gustaría callarte con un beso. ¿Alguna vez me verás como algo más?
Sea como fuere, me gustas, me encantas, fíjate cómo se ilumina mi rostro cuando aparece tu figura recortada en el umbral del mundo, cómo brillan mis ojos cuando pronuncio tu nombre. Me gustas, no lo niego, no lo evito.

viernes, enero 11, 2008

Había olvidado un poco los diálogos...

Le di un café porque temblaba de frío, vimos un rato televisión para que se relajara, estuvimos conversando un poco

-¿Cuántos años tienes?

-Veinticinco

-Yo, veintitrés

-¿Te gustan los chocolates?

-Sí, son una buena droga, aunque sin los extras, como almendras y otros…

-Me gustan las drogas, a veces necesito depender de algo

-Fumas harto

-Tú comes mucho chocolate

-En Canadá es muy frío

-¿Cuántos años?

-Desde que nací hasta mi cuarto cumpleaños, diecinueve años que no veo ni sé nada de mi padre.

-A veces es mejor así, los papás son problemas nada más

-¿Hace cuánto te fuiste de la casa?

-Ya van dos años.

-¿Y hace cuánto que tus papás se separaron?

-Hace once años.

-¿Y en realidad?

-Toda la vida. Mi mamá soñaba con una familia grande, una casa grande para esa familia y un perrito. Nunca soñó ser feliz, quizá por eso hasta hoy no lo es.

Me tomó la mano y fue la primera vez que no sentí que alguien hacía eso por sentir lástima de mí. Nos miramos fijo.

-¿De qué tienes miedo?

-De perder el control

-¿Cómo?